Helen Clark, el exitoso viaje de una mujer líder durante 40 años

Basma Dali - 1 febrero, 2019

Helen Clark está acostumbrada al poder y al liderazgo. Fue la primera mujer electa en ocupar el puesto de primera ministra de Nueva Zelanda, cargo que ocupó durante tres legislaturas, desde 1999 a 2008. Fue también primera mujer administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), desde 2009 a 2017.

Durante sus 40 años de exitosa carrera profesional ha defendido la igualdad y a las mujeres, pero también la importancia de luchar contra el cambio climático y por el crecimiento sostenible.

De mujeres, igualdad y poder habla con Efe en esta entrevista.

Pregunta.- En 2009 ocupó un puesto importante como administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); fue la primera mujer jefa de este organismo internacional, ¿cuáles fueron las dificultades y los desafíos a los que se enfrentó como mujer?

Respuesta.- El PNUD estaba preparado para una mujer líder y tuve una buena acogida allí. Me encantó el PNUD, su gente, el trabajo, la oportunidad de viajar a lugares a los que, como ciudadana o líder política de Nueva Zelanda, nunca hubiera acudido. Gracias a mi paso por el PNUD he conocido a las mujeres más increíbles de todo el mundo que trabajan en la más amplia gama de problemas y desafíos.

P.- Ha roto el techo de cristal al ocupar muchos puestos políticos y de liderazgo. ¿Qué piensa acerca de los países que intentan reducir la brecha de género, la desigualdad y muchos otros temas relacionados?

R.- Reducir la brecha de género es fundamental para que los países alcancen su máximo potencial. La Agenda de Desarrollo Sostenible no se puede lograr sin la igualdad de género, porque si deja atrás a cualquier grupo, no va a cumplir los objetivos y metas. Por ejemplo, ¿cómo puedes erradicar la pobreza extrema y el hambre si las mujeres no son parte de esa historia de éxito? ¿Cómo se pueden alcanzar los objetivos en la educación que no ofrecen igualdad de oportunidades? ¿Cómo pueden las mujeres alcanzar su máximo potencial si no tienen acceso a la atención de salud sexual y reproductiva y sus derechos? Por lo tanto, deberíamos revisar todos los temas importantes uno por uno.

P.- Nueva Zelanda está considerado como el décimo país con más paridad de género. ¿Cómo se ha logrado este puesto?

R.- Ha sido un largo camino, pero Nueva Zelanda está muy orgullosa de ser el primer país del mundo en el que las mujeres lucharon y ganaron el derecho de votar. Y eso fue hace 126 años. Las  mujeres de 1893, por increíble que parezca, persuadieron a un parlamento lleno de hombres para aprobar el derecho a votar de la mujer. Esto demuestra que los hombres han estado preparados para apoyarnos durante un largo período de tiempo. En ese momento se desarrollaba esa primera ola de feminismo. Luego hay una segunda ola que probablemente vino con mi generación, tras la Segunda Guerra Mundial, que permitió que hombres y mujeres ingresaran en la universidad.

Tras estos años, la brecha salarial se ha reducido entre hombres y mujeres hasta aproximadamente el 9,2%. Cuando era primera ministra, teníamos mucha capacidad para lograr que Nueva Zelanda tuviera un PIB más bajo cada año si nos comparamos con otros países como los escandinavos. Uno de los grandes problemas fue la equidad de mujeres en el ámbito laboral. Tomamos medidas para permitir el permiso de paternidad, para mejorar la calidad de la educación y el cuidado de la primera infancia a precios asequibles, que incluye 20 horas a la semana gratis para niños de tres y cuatro años. Eso permitió a las mujeres acceder al mercado laboral y eso nos ha ayudado mucho. Pero en Nueva Zelanda todavía existe un problema con la violencia de género. El nuevo gobierno está tomando medidas, pero va a necesitar una acción a largo plazo para que las mujeres se sientan tan seguras como deberían en los hogares y la sociedad.

P.- Ha sido la primera mujer que ha ocupado el puesto de primera ministra de Nueva Zelanda durante 9 años. Durante este período, ¿cómo promovió y empoderó a la mujer en el campo político, social o humanitario?

R.- Es importante que en el gobierno tengas una perspectiva de género en tu política. Desde principios de los 80, Nueva Zelanda ha tenido un Ministerio de Asuntos de la Mujer cuyo trabajo siempre ha sido analizar todas las políticas que se presentan en el gobierno y asesorar sobre las implicaciones para las mujeres. Por ejemplo, nos fijamos en temas como el coste de la educación terciaria, donde los préstamos a estudiantes que estaban disponibles eran muy difíciles de pagar para las mujeres porque ganaban menos que los hombres. Ajustamos todo el sistema para que los estudiantes no pagaran ningún interés sobre sus becas si se quedaban en Nueva Zelanda. Eso fue muy útil para las mujeres. También hicimos mucho en el espacio de la salud. Fui personalmente responsable de la legislación para dotar de más autonomía a las matronas.

P.- Su libro más reciente, “Mujeres, igualdad, poder”, anima a las mujeres a ocupar posiciones de liderazgo y hacer el cambio en sus sociedades. ¿Cuál es la motivación detrás de eso y por qué?

R.- Creo que las mujeres aportan diferentes perspectivas a la toma de decisiones. Esto se debe, en parte, a que nuestros estilos de vida han tendido a ser bastante diferentes a los de los hombres. Nosotras estamos más involucradas con la familia en muchos aspectos, desde el cuidado de niños hasta familiares mayores o con enfermedades y/o discapacidades, y tenemos más contacto con los servicios básicos como la salud, la educación o la interacción de los servicios sociales. Que las mujeres estén en la toma de decisiones es bueno en la práctica porque aportan esas diferentes experiencias y perspectivas.

Esto también se aplica al sector comercial. Las evidencias muestran que las compañías con un número significativo de mujeres en sus juntas directivas y en su alta gerencia tienen mejores resultados. Es obvio ¿no? Están más en sintonía con lo que le interesa a la mitad de la población femenina. Por ello dedico un tiempo razonable a animar a las mujeres para que salgan y busquen una oportunidad para conseguir estos puestos. A menudo las mujeres miran a la política y la rechazan porque existe corrupción. Esto nunca cambiará a menos que las mujeres accedan y formen parte de ese cambio.
Y creo que Nueva Zelanda es un lugar diferente y mejor debido a que muchas mujeres de mi generación y las generaciones más jóvenes de ahora, como nuestra  primera ministra, han estado preparadas para decir: vamos a intentarlo y vamos a hacer un cambio.

P.- ¿Podría contarnos alguna historia personal que recuerde con mujeres? 

R.- Recuerdo la primera reunión que tuve con mujeres en Liberia, en 2009. Liberia atravesó una guerra civil muy larga, la sociedad fue devastada brutalmente. Una mujer que habló en nombre de las personas que trabajaban con víctimas de violencia doméstica explicó que allí, cuando las mujeres tienen dinero e independencia económica, los hombres no las golpean.

Esa es una afirmación muy poderosa porque significa que cuando la mujer tiene más independencia en todos los sentidos, está en una posición más fuerte, se ve diferente y exige respeto.

P.- Las cifras de la ONU indican que el 80% de las personas desplazadas por el cambio climático son mujeres, las mujeres tienen más probabilidades de experimentar pobreza. ¿Existen esfuerzos reales por parte de los gobiernos y organizaciones por revertir esta situación?

R.- Lo que sabemos sobre el cambio climático es que exacerba toda vulnerabilidad conocida y la mujer está en una situación de mayor riesgo. En la agricultura, por ejemplo, en África subsahariana, las mujeres tienen menos derechos, en muchos lugares no tienen acceso a las mismas mejoras tecnológicas para las granjas ni pueden comprar semillas resistentes a la sequía. Esto las hace más vulnerables.

P.- ¿Cree que esta crisis climática podría aumenta la desigualdad y la pobreza? ¿Cómo se puede combatir el cambio climático?

R.- Tenemos que ver el cambio climático como uno de los problemas del desarrollo sostenible. Si no logramos detener el calentamiento global, muchos países, comunidades y personas vulnerables se quedarán atrás mientras los países con mayores recursos continúan su progreso.

Todos los países deben hacer cosas. Estoy muy interesada en las políticas que se han anunciado ahora en España. El cierre de las minas de carbón y el paquete de ayudas para las personas de las regiones afectadas son muy importante para conseguir una transición ecológica justa. Tenemos que centrarnos en la eficiencia energética y establecer objetivos ambiciosos hacia las nuevas fuentes de energía renovables.

Hay dos cosas importantes que hay que hacer. Una es la eliminación gradual del carbón a cumplir antes de 2050. Pero cuanto antes, mejor. Y en segundo lugar, detener la deforestación tropical, que requiere dinero para invertir en una agricultura más productiva y sostenible. Pero no ayuda la elección de un gobierno como el de Brasil, que parece que quiere eliminar algunas protecciones del Amazonas y de los pueblos indígenas.

P.- ¿Fue la discriminación de género la razón para no obtener el puesto de secretaria general de Naciones Unidas?

R.- Para mi la ONU era el único lugar donde tenía un techo de cristal que no podía romper, y no se trataba solo de mí, también había otras candidatas increíbles. Y ninguna de nosotras, a pesar de estar igual o mejor cualificadas que los hombres candidatos, pudimos llegar al grupo más votado.

Ahora mismo las decisiones del secretario general son muy complicadas y obviamente la geopolítica tiene mucho que ver con eso. Creo que ser neozelandesa no era una ventaja porque Nueva Zelanda es un país pequeño que nunca ha tenido miedo de decir la verdad al poder. Por lo tanto, hemos ofendido a todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad en las últimas décadas. Y eso es un factor. Otro factor es que las grandes potencias con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU nunca han elegido a un secretario general que habla francamente al poder. Esto tiene un efecto de género, porque las candidatas que se postularon fueron muy fuertes, tuvimos que ser fuertes para estar donde estábamos. Pero las mujeres fuertes son más amenazadoras.

Tengo esperanza porque hubo un equipo fuerte de mujeres candidatas la última vez, lo que animará a otras a presentarse la próxima y tal vez el décimo secretario general sea una mujer y pueda construir a partir de la plataforma que establecimos en 2016.

P.- ¿Cuál es su consejo para las mujeres jóvenes?

R.- Mi consejo es que vean que el sistema político como un lugar donde deben estar, que no se alejen porque piensen que no es agradable y hay corrupción. Lo segundo es que las mujeres jóvenes deben apoyarse y tener confianza para escalar puestos. A menudo las mujeres dicen que no están preparadas para algo cuando lo están al 120%, mientras, los hombres dirán que si están listos cuando lo estén al 60%. Las mujeres tienden a ser mucho más autocríticas. Pero el mensaje es claro: no te detengas. Los hombres no lo hacen.



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